No siempre es posible, pero me encanta llegar en sábado a Guinea por muchas razones: porque nos da tiempo para organizarlo todo, para colocar el material, para aclimatarnos, para hablar con el equipo sanitario del país y saber cómo está el instrumental, para preparar el segundo quirófano que estrenamos (todo llegó en el contenedor y hay que prepararlo)… pero si os digo un secreto, quizás las razones principales de llegar un día antes de que empiece la marabunta son dos: poder disfrutar de una larga conversación con Isabel, la mami de Casa Emanuel, y pasar el día rodeado de estos críos. 

Guinea Bissau viaje médicoCualquier cosa les hace reír, cualquier música bailar y una simple chupa (una piruleta) les hace dibujar una enorme sonrisa en la cara.

En el orfanato de Casa Emanuel nos han preparado una fiesta de bienvenida y no puedo dejar de sonrojarme de emoción al pensar que estos niños, muchos de los cuales han pasado por experiencias terribles que nadie (y mucho menos un niño) debería vivir, comen cada día, van a la escuela, tienen un médico cuando están enfermos… son niños, son felices…y nosotros, como fundación, hemos contribuido a ello.

La fiesta dura poco porque mañana lunes empieza la maratón. Hoy las salas están vacías, pero sabemos que tenemos más de cien pacientes llegados de todas las partes del país, algunos después de caminar largos kilómetros para ser operados. A ese centenar, como cada año, se les sumarán muchos más. Pero no los podremos operar a todos, desgraciadamente, porque a pesar de todo el esfuerzo, nunca llegamos a todos. ¡Habrá que volver!

Este año, sin embargo, podemos operar a dos quirófanos. En octubre llegó el contenedor que enviamos con material sanitario, una mesa de quirófano (gracias a Medline), una nueva luz de quirófano (gracias a Heramet), respiradores, instrumental, material (gracias a Smith&Nephews, Suministros Hospitalarios, Intersurgical)… y esto nos va a permitir llegar más lejos que otros años. Un nuevo reto que afrontamos con mucha ilusión.