La decisión de someterse a una intervención de cirugía estética es única y exclusivamente personal. Parece una obviedad, pero algunos pacientes no tienen claro que este tipo de procedimientos deben ser la consecuencia de una necesidad personal, individual y no motivada por ninguna otra persona por muy querida y bienintencionada que sea o por una situación, por muy razonable que pueda parecer al paciente.

He recibido a más de una persona que no sabía que estaba haciendo en mi consulta y la conversación era dirigida por su acompañante. Hablar de tus “defectos” estéticos suele ser turbador para algunas personas, pero que lo haga otra persona en tu presencia, puede llegar a ser humillante. Pero lo peor, es que en estos casos los que en teoría deberían ser los pacientes, no viven como defecto aquello que sus acompañantes desean corregir, por lo que evidentemente no debe llevarse a cabo ningún tipo de cirugía correctora.

El caso contrario es aquel paciente que tiene muy claro pasar por la cirugía estética para corregir aquel defecto físico y estético que tanto le desagrada, pero sus padres, familiares y amigos se lo prohíben o le presionan para que no lo haga. Si es una decisión pensada y razonada, si el paciente ha valorado las ventajas y desventajas, si tiene unas expectativas razonables, nadie conseguirá que se desdiga de la decisión que ha tomado, y pasará por quirófano antes o después. Por lo que en estos casos es mejor que la familia, por muy en desacuerdo que esté, apoye de forma incondicional al paciente. Una intervención quirúrgica, a pesar de que haya sido una decisión personal y firme, puede llegar a ser angustiosa si no se cuenta con el apoyo de los tuyos. A la incertidumbre de ¿cómo quedaré? y el miedo a los riesgos, se suma la angustia de estar solo y de afrontarlo sin nadie que te apoye y esté a tu lado en esos momentos. He vivido casos de pacientes que se han sometido a operaciones que ellos han considerado necesarias en su vida, sin nadie en la cabecera de su cama más que los médicos y enfermeras, que por mucho cariño y apoyo que intentemos dar, nunca pueden suplir el que se recibe de los que más te quieren.