Hoy ha sido un día de aquellos típicos de aquí: entre sonrisas y lágrimas.

Como lo prometido es deuda, a las 9 de la mañana había partido. Pero hoy va a ser diferentes. Hemos traído unas equipaciones…. ¡como los profesionales! Aquí el fútbol tiene otra dimensión, no por la afición,que es infinita en cualquier parte del mundo. Me refiero a una dimensión humana, la que tiene para nosotros al convertirse en una herramienta imprescindible para enseñar a estos chicos todos los valores que un deporte de equipo aporta: respeto, esfuerzo, objetivos, colaboración, suma, reglas, ganar, perder…..todo ello se sublima en…SER UN EQUIPO. En un lugar sin gobierno, sin ayudas, en permanente golpe de estado (el ultimo en abril del año pasado). Todos ellos conocen su destino. Todos saben que su futuro, es su presente…Pero Sueñan. Todavía sueñan. Y disfrutan de sus sueños. Y juegan en un gran equipo, en España, en Francia o Inglaterra. Y son estrellas. Y tienen futuro. Una salida, un destino. Todo eso es lo que les da el fútbol. Y hoy con sus nuevas equipaciones están un poco mas cerca de ese sueño. Pues ¡vamos a soñar! Donde hay fútbol hay sueños pero también rivalidad y claro, hinchas. Antonia con los unos y yo con los otros. Intenso partido, muy bueno y emocionante…. ¡¡¡Gooooooooooooool!!!! Lo siento Antonia, hay que saber perder. Aunque en realidad hemos ganado todos. En fin gran mañana. Aquí poco…es taaanto.

Hoy también quiero compartir el día del ” culto”. Casa Emanuel es una misión y, como cada domingo, se reúnen todos los niños del orfanato en el jemberén (un gran quiosco que hace de sala de actos) del colegio para escuchar, hablar, cantar, bailar, reír e incluso llorar. Yo, soy poco… más bien nada religioso. Y aunque en el culto hacen referencia a la bíblia, lo hacen de una forma que sorprende y atrae. La utilizan como libro de relatos con moraleja final. Pensad que estos niños huérfanos, no tienen referentes morales que imitar como son los padres. No tiene tanta información del mundo exterior como nosotros, sólo la escuela y..el culto. Hoy concretamente se habló de la dignidad, de cómo se debe cultivar, de cómo ésta se debe basar en el respeto hacia los demás, independientemente de su religión, su color, de su sexo. Pero sobre todo se les hizo entender que la dignidad se basa en la ayuda al más débil. Toda una lección para todos. También se habló del país, de su país. Les explicaron el significado del ruido de las bombas del pasado golpe de estado. Hablaron de Futuro. De la posibilidad de un futuro mejor… también para ellos. Desde luego si esas fueran las misas que yo he conocido, sin duda habría asistido a más de una. Y no sólo por lo que allí se explicaba, sino también por el buen rollo que desprende con sus bailes, sus canciones… ¡una fiesta!

Después de tantas emociones, estoy descansando un rato, frente a una taza de café, reflexionando sobre el día de hoy. ¡¡Gran día!! Juan, el enfermero acaba de entrar por la puerta. Se para al final del pasillo. No me gusta su cara. Es su día libre y no parece que venga a tomar cafe. Me mira. Se disculpa con un amable gesto por interrumpir mi descanso. Me sigue mirando………ok, voy. Ya nos conocemos bien y sabía que algo no iba bien en el hospital. Alberto!!!, ..alguien puede localizar a Alberto (nuestro infatigable anestesista). No nos había dado tiempo ni a vaciar las maletas con el material y los medicamentos. Encuentro a Juan, en la entrada de quirófano. Dime Juan.

-Es una partera de 20 años que no puede tener un parto natural y el marido ¡¡no quiere cesárea!! Ha tardado mucho en llegar y el feto ya casi no tiene latido.

-¡¿Que no quiere cesárea?!… Juan me mira, encoge los hombros…- costumbres.

– Juan déjate de costumbres, habla con el padre y dile que si no abrimos: ni madre ni hijo. Va,va,vaaaa… Alberto, por Dios, pínchale la espalda que abro….¡¡¡YA!!!!

Dicho y echo, creo que ha sido la epidural mas rápida que le he visto hacer. Y yo la cesaría más rápida que él me ha visto hacer. En 5 minutos sacaba la cabeza del bebé. El aspecto es malo, muy malo. No noto latido.

– Toma Alberto…¡¡¡inténtalo!!!

Mientras cerraba el útero, veía la espalda de Alberto en la sala contigua al quirófano. No llora. No va bien. No he acabado de dar el último punto en la piel que me voy hacia ellos. Es un varón, ni me había fijado. La pantalla marca algún latido pobre. El resto de latidos eran nuestras manos empujando su pequeño corazón. No respiraba. Alberto había conseguido entubarlo. Pero era su mano quien le daba la vida apretando ese diminuto globo que llamamos ambú e impulsando minúsculas bocanadas de aire hacia sus pulmones. Alberto me mira durante unos segundos…..sé lo que me quiere decir. No necesita de mi respuesta. La sabe. Sabe que aquí no tenemos máquinas que ayuden a respirar, que solo depende de nosotros. Y sigo bombeando vida de ese bebé. Pasaran minutos…..quizás alguna hora. Intenté ayudar, lo sustituí. Parecía que balón y mano eran una misma pieza. Poco a poco, el bebé empezó a remontar sus propios latidos. También empezó a impulsar su diafragma. Sus pulmones parecía que se llenaban débilmente por ellos solos. Parece que quiere respirar. ¿Sacamos el tubo? ¿Si? Ok. Está grave, no lo vamos a negar, pero por ahora….vivo. Arañando la vida. Minutos de silencio… Aguantando nuestra respiración para escuchar la suya, su latido…

No quiero engañaros diciendo que aquí todo es maravilloso. Ni tampoco dramatizar más allá de lo que ya de por si supone, un bebé luchando por vivir, por decisiones absurdas de quienes más lo quieren….sus padres. En el fondo inocentes pasivos de todo esto.

Aquí es así: sonrisas y lágrimas. Hoy acabo con lágrimas. No se si mañana cuando me despierte seguirá vivo. No lo sé. Pero una vez más… Alberto…Gracias.

Pd: son las 3:00 de la mañana, acabo de ir a verlo antes de enviar este blog. Sigue vivo. Muy débil…pero vivo.