Hace unos días una periodista del Diari ARA me pidió que contestase unas preguntas sobre los cánones de Belleza actuales. Las respuestas, me hizo pensar y me gustaría compartir con vosotros aquellas reflexiones sobre la belleza y sobre lo que buscan los pacientes en la cirugía plástica.

¿Cuál es el canon de belleza actual y qué lo dicta, tanto masculino como femenino?

La Belleza (en mayúscula) es algo absoluto y genera placer en aquellos que la contemplan, ya sea una persona, un coche, una puesta de sol, una playa preciosa, una flor… además de placer, crea en nosotros la necesidad de poseerla, de que sea nuestra. En los seres vivos la belleza sirve para perpetuar la especie, es la herramienta de la selección natural. Y esto se da tanto en los pájaros, en las plantas como entre los seres humanos. No obstante, entre hombres y mujeres, son ellas las que más usan esta belleza para seleccionar sus parejas. ¿Por qué? Porque no podemos olvidar que la inversión biológica que hace una mujer en una relación sexual es extraordinariamente superior a la que hace un hombre, puesto que ella puede quedarse embarazada y crear una nueva vida. Por eso la Belleza no sabe de modas.

La belleza (en minúscula) es lo que podríamos denominar la “guapura”, es decir, es aquello que matiza y ornamenta la Belleza absoluta. Por ejemplo, la maravillosa puesta de sol de la qué hablábamos, para mí sería todavía más bonita si la contemplo con música de los Rolling Stones, pero no así por alguien de los años 50, para quien seguramente la embellecería una canción de Frank Sinatra. Pero la belleza de la puesta de sol continúa siendo la misma.

Así pues, cuando hablamos de cánones de belleza, en realidad estamos hablando de esa “guapura”, de los ornamentos de la Belleza. Este aspecto sí es temporal y fluctúa según las modas, las culturas, la economía… pues depende del estado de ánimo de una sociedad. En los últimos años, el gran poder de los medios de comunicación también han influido a la hora de transmitir modas (unas modas que, antes de los medios de masas, movían las clases pudientes, principalmente) y cánones. Por ejemplo, si Hugh Jackman estrena varias películas como superhéroe, hombre ideal, etc. y además lo rodea una áurea de poder (económico, social, carismático…), se convierte en un espejo de lo que quieren ser los hombres, porque gusta a las mujeres. Por eso tendrá muchos números para salir escogido como el hombre más sexy o más guapo del año.

En el caso de las mujeres pasa el mismo, Scarlett Johansson, por ejemplo, hace papeles sensuales, rodeada de voluptuosidad, sexualidad y además despierta en los hombres un instinto de protección (cosa que curiosamente la hace más atractiva a los ojos de los hombres). Personalmente, considero más bella a Charlize Theron que Johansson, pero ella ha dedicado sus últimos papeles a demostrar su potencial interpretativo, más que su belleza, con papeles de mujer fuerte.

¿La de ahora es una belleza más ‘real’ que la que se llevaba hace una década con las modelos ultra esqueléticas? Tiene algo que ver con los tiempos de crisis actuales?

Las mujeres excesivamente esqueléticas nunca han gustado a los hombres, ni creo que gusten nunca. Aun así, los medios hicieron creer a muchas mujeres que con un aspecto más andrógino o asexuado tendrían más posibilidades de triunfar profesionalmente en un mundo controlado por hombres. Error.

La historia nos demuestra que, en épocas de crisis como la que estamos viviendo, lo que se busca y se potencia es todo el contrario. Es decir, si en la época de Rembrand, no había recursos para que el pueblo tuviera una alimentación adecuada, la opulencia y el sobrepeso era un complemento perfecto para distanciarse de la pobreza. Y como quien marcaba las tendencias eran las clases altas, la belleza de moda era aquella que se acompañaba con cierto sobrepeso. De todos modos, esto no es tan lejano, si echamos un vistazo al siglo XX: en los felices años veinte la belleza femenina de moda se ajusta a la de una mujer delgada, con pocas curvas y poco pecho (curiosamente, el mismo ideal que durante el Renacimiento), después de las dos Guerras Mundiales y mientras se vivía una crisis internacional nefasta, la mujer que personaliza el ideal de belleza es voluptuosa, de generoso escote, de labios carnosos y curvas muy pronunciadas.

Pero esto no sólo pasa con los cánones de belleza, pensemos porque en plena crisis no paran de proliferar programas de televisión donde se habla de opulencia, de casas de ricos, de viajes exóticos, etc.


¿Los pacientes de cirugía estética de hoy en día en quién o en que se fijan? Es decir, ¿cuáles son las peticiones más comunes: tener la nariz o la boca de Scarlett Johansson, o la mandíbula de Hugh Jackman? ¿Otros?

En los últimos años, nuestra especialidad no sólo ha evolucionado, sino que se ha dado una maduración en la conciencia colectiva de los ciudadanos en referencia a la cirugía plástica. Como consecuencia, los pacientes que llegan a nuestra consulta vienen cada vez más informados, con una decisión madura, consciente de lo que quieren y de por qué lo quieren. El 99 % de mis paciente piden naturalidad, ser ellos mismos, quieren simplemente mejorar su aspecto o recuperar el que han perdido con el paso del tiempo, y no parecerse a éste o aquel famoso. El 1% restante es el que te pide cosas extravagantes como tener los pechos de aquella actriz o la nariz de aquel modelo. Pero por desgracia es en este 1% en el que los medios o los chismes se acaban fijando.

Así pues, lo que intento con el 99% de mis pacientes es justamente mejorar aquellos parámetros que les otorguen una mayor armonía, equilibrio a las facciones, proporcionalidad… en definitiva, acercar su físico al ideal de Belleza, sin tener en cuenta modas, cánones, etc. Al otro 1% sencillamente… no los opero.