Recientemente he empezado a participar como colaborador en Diario Médico con artículos como los que os presento a continuación. Como no todos tenéis acceso a la sección de este medio, he pensado en compartir con vosotros estos artículos. Espero os resulten interesantes. Aquí va el primero….

Muchos tildan el trabajo de un cirujano plástico como algo frívolo e innecesario, que nació del estado del bienestar y como respuesta a la necesidad de consumir de nuestra sociedad. Y no es cierto. Mi especialidad, la cirugía plástica estética y reconstructiva existe desde hace más de 2.500 años, cuando en la India ya se reconstruían narices después de una amputación, aunque se consideró una rama menor de la medicina hasta que el siglo XX nos trajo sus Guerras Mundiales.


En ellas, el hombre desarrolló aún más su capacidad de hacer daño, porque después de mucho pensar, supongo, llegó al convencimiento de que herir era más provechoso que matar. Si un soldado moría en el frente, sus compañeros recogían su placa identificativa, enterraban su cuerpo y alimentaban su odio para con el enemigo. En cambio, si se conseguían armas que desfiguraran, que hiriesen pero no matasen, los 20 gramos de la pequeña placa, se convertían en 80 quilos que necesitaba ser evacuado por 4 o 5 compañeros. Y el odio y sed de venganza de los soldados, se convertían en tristeza, desolación y angustia, cuando en lugar de héroes caídos en el frente, sus amigos heridos se tornaban tullidos y lisiados.
Fueron estas mismas armas las que llevaron a los cirujanos plásticos al campo de batalla para atender al enorme número de soldados con heridas de proyectiles que desfiguraban sus rostros y cuerpos. Y fueron esas mismas guerras las que forzaron la formación de médicos y centros especializados en cirugía reconstructiva. Es así como renace una especialidad quirúrgica en la que se mezcla medicina y arte para conseguir la reparación física del ser humano.
Aunque parezca mentira, la diferencia entre la cirugía estética y la reconstructiva o reparadora es a veces imperceptible, pues muchos tratamientos de cirugía estética resuelven una patología que también afecta a la función. Y es que, creo que se podría afirmar, que la cirugía estética es otra de esas técnicas que, desarrolladas durante las guerras, se acaban aplicando al mundo civil.
Ahora, como en todo en nuestra sociedad, lo que nos queda a los cirujanos plásticos es seguir investigando e informar bien a nuestros pacientes de la diferencia entre uso y abuso. Aunque evidentemente, esto no debe ser exclusivo de mi especialidad.